El perdón


En cierto tiempo existieron dos hermanos que compartían una tierra heredada de su padre. Un día tuvieron un gran disgusto. Uno de ellos se enojó tanto que desvió el cauce de un río, de tal manera que dividiera la propiedad de ambos con el objetivo que ni su hermano ni el pudieran visitarse. Viendo esto, el otro hermano con más ahínco empezó a construir un gran muro. Todo el día y toda la noche estuvo en esta ardua tarea con la ayuda de sus trabajadores. Cuando amaneció, el hermano que había desviado el río se estremeció al ver que su hermano en vez de un muro había construido un gigantesco puente, el cual volvía a unir las dos propiedades. Con lágrimas en los ojos entendió el mensaje. Su hermano le dijo: “sé que el disgusto fue mucho y también sé que mientras existamos habrán cosas que es posible que no compartamos y tengamos el deseo de separarnos, pero cada vez que eso suceda, juro que por cada río que nos separe crearé mil puentes para que nos unan”. Se abrazaron, se perdonaron y volvieron a ser uno como al principio.

(Desconozco el autor)

Son más las cosas que nos unen que las que nos separan. La tarea es siempre fortalecer lo que nos une y destruir lo que nos separa.

El perdón libera el alma porque cuando no se ha perdonado la carga la llevamos a cuestas como un cadáver pudriéndose.

Es el ego quien se siente amenazado, no las personas. En el momento que se comprenda que el ego solo alimenta el orgullo, la desilusión, el odio y la venganza estaremos listos para vivir el amor, la paz y perdonar.

FALEX LOPSAL

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